jueves, noviembre 25, 2004

Dia 5

A oscuras viviríamos mucho mejor

Hoy se ha ido la luz en el lugar donde trabajo. Ha sido sólo unos segundos, pero los suficientes para darme cuenta de la importancia que le damos a la electricidad, a los avances tecnológicos que nos rodean por todas partes.
Ni tan siquiera habíamos empezado, no era todavía la hora de entrada, pero, justo, en ese momento era cuando llegaban las personas al departamento (cada mañana vienen dos grupos al centro de Orientación, que es donde estoy realizando las practicas) Se ha ido la luz en todo el ala, en las escaleras, en los ascensores, creo que sólo ha sido nuestra parte, y ni ha durado minutos, tal como se ha ido ha vuelto.
Y justo ha sido en ese breve lapsus de tiempo entre que la volvían a reestablecer, cuando he visto que todo el mundo ya no puede vivir sin electricidad: ¿Que seria de nosotros sin ordenadores, sin luces, sin televisión... sin todos esos “maravillosos” aparatos eléctricos que nos solucionan la vida?
Si, puede que hayamos ganado calidad de vida, pero, en el caso de que algún día el grifo se acabe (en el supuesto más radical), ¿quien se acordará de encender fuego con madera? ¿Cómo nos entretendremos? ¿Volveremos a reunirnos en familia y a hablar, a restablecer la comunicación perdida con nuestros familiares? ¿Se volverán a respetar a los mayores? ¿Se educarán a los niños con los valores correctos? ¿Se volverá a gozar de los paseos, del campo?... Si, hemos ganado calidad, pero, ¡a qué precio!